Thursday, August 31, 2006

Conversación de servilleta (apartes) y varios

Lunes 2 de enero de 2006, la ciudad desocupada, los ánimos reposando en el suelo, desolación sentimental en el menú del día y en los pronósticos del año (y de los subsiguientes venideros), rostros, sillas desordenadas, buses desocupados, calles maltrechas, lagrimas y recuerdos etéreos.

En Juan Valdez, las mismas situaciones, los mismos dilemas existenciales de primeros días de año, expresiones perdidas, miradas encontradas en planos inexistentes; pido un café del día y me siento a dialogar acerca de la vida misma de lo que es un ser social y del no temor a la soledad (que venga por paquetes contractuales renovables).

En la mesa del lado, Ana Maria (o margarita o magnolia o magdalena o en fin, algo que empieza con Ma), una mujer hermosa (por lo menos según mi criterio y ya) que se tomaba un granizado, mirada perdida, expresión perdida, cejas melancólicas, manos inocentes pero desesperadas (típica descripción de mujer bonita que se sienta a meditar al frió de un café granizado un dos de enero en una ciudad gris-inexistente), distantemente creo que escucha mi conversación (y solo creo), saca de su bolso un esfero y empieza a escribir sobre la servilleta; cruzamos miradas, compartimos inquietudes, dejamos ver nuestras vidas, y todo en esa milésima de segundo en la que se levanto y tomo rumbo no hacia el horizonte, no, tomo rumbo hacia la vertical, para seguir muy a su modo con sus cosas, con su vida, llevando a cuesta interrogantes que nadie le sabrá responder. La servilleta quedo allí, sola y desprotegida a merced de los vientos pascuales de inicio de jornadas de 365 días, quedo allí, sobre la mesa.

Dejó tirada la reflexión vital trascendental hecha servilleta, allí justo sobre la mesa, en ese momento no pude mas que verla quieta e indefensa y decidí ir a recogerla, en el fondo creí que era un mensaje para esa persona que la quería escuchar pero que nunca lo hizo; habían reflexiones (profundas o no, eso depende del criterio del lector desprevenido) y 3 escuetas conclusiones y un mensaje de despedida.

Vi que ella (desde su belleza) "necesariamente no es un "no-hombre" por no temer a la soledad y no ser social", que se etiquetaba como "una desocupada" y que se "debía expresar, buscar esas otras razones por las cuales tiene naturaleza humana". Y finalmente me regalo música (con asterisco), poesía y pintura (sin asteriscos) y digo "me" regalo por que a pesar de que ella quería que el viento se llevara sus reflexiones, yo estuve allí antes para tomar esa servilleta.

Gracias por ese dialogo Ana Maria (o margarita o magnolia o magdalena o en fin, algo que empieza con Ma), fue un buen pronostico de desolación existencial para este año y los venideros en esa ciudad gris-inexistente.

PS – Sigo guardando la servilleta con la esperanza de devolvérsela (sin respuestas, obviamente).

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Dialogo de otra servilleta (sin introducción ni contexto):

"Inocente, soñador, pensador, amante de la vida, expectante, ilusionado por el amor, inteligente e introvertido que cuando te miran por la ventana crees que todos ellos hacen tu vida, y entonces, te despiertas…

Y me veo, siempre utilizado, siempre deseado y pienso que hace unos minutos mi vida era la mejor, pero sin jeringas y sin drogas nunca voy a ser yo.

Mi niñez nunca fue agradable, solo fue mía…y solo a ti te violaron, y aun así, sigues… siendo tu".


 
goes to inspiration plant


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